Meterte en la ducha para que las lágrimas se camuflen entre el sin fin de agua que cae sobre ti. Respirar hondo. Tirar el aire poco a poco por la boca mientras un recuerdo te viene a la cabeza y comienza de nuevo el llanto... Y piensas "tranquila, tranquila..." Pero sabes que no te convences. Y te duele dentro. En el alma. Notas cómo el corazón está abierto y sientes la herida dentro... latente... Sigue bombeando. Recuerdas cada palabra, cada gesto, cada momento y late con más fuerza. Nervioso, descontrolado. Así anda mi vida ahora. Tristeza, lo llaman.